Encontré la puerta abierta de la casa ubicada en calle Varela, casi esquina con Bilbao, a escasos metros del nuevo edificio consistorial, y entré. Al verla por dentro considero que debiera de rescatarse, recuperarse, preservarse y conservarse. Después veremos qué hacer en este establecimiento y estoy seguro de que habrá decenas de iniciativas.
Allí funcionó por muchos años el “Establecimiento, Maestranza y Astilleros Mac-Auliffe”, muy cerca del muelle fiscal y del cerro La Cruz, donde estaba la fundición de don Joaquín Edwards Ossandón, a escasos metros de muelle Lynch, del muelle Virgilio, del muelle del Ferrocarril, de la Plaza Vicuña Mackenna, de la Aduana, de los baños públicos, de Hoteles, del comercio, de la Plaza, de la Parroquia San Pedro, es decir en pleno corazón del movimiento portuario de nuestra ciudad-puerto.
Don Juan J. Mac-Auliffe, industrial y comerciante, después de salvar numerosos inconvenientes, estableció allí un establecimiento para la reconstrucción de buques y vapores que fueron de su propiedad, con lo que le dio un gran impulso al comercio de cabotaje en toda la costa de nuestro país. Acá se reconstruyó el vapor Armonía, ex Santiago, también de su propiedad, que posibilitó enviarlo con cargamento de salitre hasta Génova y después fue vendido al Gobierno Británico. Su esfuerzo tesonero dio trabajo a más de 100 operarios, destacándose en la dirección técnica al competente ingeniero don Santiago Campbell. Además, se hicieron importantes reparaciones a los vapores Aran, Arroyo, Aromo, Arauco, Arrayán, Coquimbo y muchos otros más. Reparó allí diferentes trabajos concernientes al ramo, buques y lanchas de la Armada nacional, lo que demostró que el establecimiento estaba dotado de maquinarias y herramientas modernas y de personal técnico y profesionales bien preparados.

Casa Mac-Auliffe en la actualidad (Foto tomada por Juan Lorca)
Un diario de la época se refería así: “Hombres emprendedores como el señor Mac-Auliffe son los que necesita Coquimbo, para verlo grande y próspero en el concierto de los pueblos que van tras el progreso”.
Más que elogios
Establecido desde el año 1891 y al crecer con sus aspiraciones, diversificó sus inversiones con una visión digna de destacar. Muchas de sus propiedades en pleno centro de la ciudad dieron origen a más negocios de diversa índole.
Representante de los automóviles Chevrolet, en particular el Modelo 490, el automóvil que satisfacía los ideales y demostraba el mayor desarrollo del ingenio americano. Era una “joyita”. Entre sus negocios destacó como agente de seguros “La Guardián”. Agente General de Aduanas, Agente de Vapores, Agente de la Línea “M” (Armadores de Buques), Casas Importadoras, Agente de la Compañía Molinos y Fideos “Carozzi”, Agente de “Viña Santa Rita”, Depósito de Carbón de Piedra, Depósito de Cal, Haciendas y Fundos de cientos de hectáreas, donde empleaba a cientos de trabajadores.
Hacienda Miramar
A partir del año 1895 adquirió extensas superficies de terrenos, creándose el Fundo “Miramar”, con 250 hectáreas regadas gracias a una dotación de tuberías de 20 pulgadas de diámetro provenientes del canal La Herradura. La propiedad distaba unos 350 metros del borde de la playa y su vivienda principal estaba a 800 metros de Guayacán y a poco más de 1 kilómetro de Coquimbo.
Fue dueño de los Fundos “Porvenir”, Hacienda "Florencia”, Fundo "Santo Domingo”, Fundo "San Agustín”, Estancia "La Rinconada", más otras propiedades en el sector de Pan de Azúcar. Aún recordamos cuando éramos niños, íbamos a "buscar pepinos y camotes” a la hacienda. La adrenalina de niño se sentía cuando clandestinamente cruzábamos la pirca que limitaba su asentamiento, cuya propiedad y tenencia se mantuvo hasta el tiempo que el Estado de Chile expropió sus terrenos dando paso a la Reforma Agraria, tal como pasó con otros hacendados, entregando estos a colonos chilenos y también "trentinos” llegados desde Italia.
Otras propiedades
Los terrenos donde hoy están las instalaciones modernas del Estadio Mundialista fueron propiedad del señor Mac-Auliffe, que facilitó por mucho tiempo a los futbolistas de nuestra ciudad-puerto. Era un terreno rústico. Fue allí, en las “canchas Mac-Auliffe”, que se jugaron memorables partidos donde triunfaron los locales antes los equipos de fútbol que conformaban los tripulantes de naves inglesas.
Otras actividades
Fue miembro del directorio de la “Junta de Beneficencia”, junto a Ricardo Videla, Pedro Amenábar, Enrique Abbot, Pedro Bergeret, Hermann Stack, y otros destacados hombres de la sociedad coquimbana. Fue administrador del “Hospital San Pablo”. Fue tesorero del directorio del 2do Cuerpo de Bomberos, elegido el 20 de agosto de 1902, y Superintendente hasta el año 1919, junto a destacados “hombres del fuego”. Miembro activo del Club de Tiro al Blanco, que se fundó en Coquimbo el 24 de julio de 1895, donde aparece firmando el acta de reunión, organismo creado para instruirse en el manejo de las armas al servicio de la defensa de la nación.
El señor Mac-Auliffe está sepultado, junto a algunos de su familia que formó en el Cementerio Inglés en Guayacán. Su residencia era una casa ubicada en la Hacienda Miramar, a escasos metros de lo que hoy es la Carretera Panamericana.
Alcances
Rescatar la casa de calle Varela sería más que el uso que se le dé, está el homenaje que le rinde la ciudad a uno de sus inmigrantes más destacados, que hizo un aporte extraordinario al servicio del desarrollo de Coquimbo, no sólo destacando en los negocios, cuyo talento y capacidad está demostrado, como asimismo las labores sociales a un pueblo que los acogió y que hoy recordamos.
Además, para que las futuras generaciones conozcan nuestro pasado y, por ende, debemos iniciar una campaña para ir al rescate, tanto de esta como de tantas casas con historia que se nos están cayendo. No hemos sabido elevar una salvaguardia de testimonios pasados y el ejemplo más claro lo tenemos en el centro de la ciudad, rico en historia, algunas casas muy mal cuidadas, deterioradas y de otras que necesitan con urgencia una “manito de gatos”: la casa de los hermanos Novella, Banco Londres y Sudamérica, la Aduana, el ex Hotel Inglés, es decir, casi todo el Barrio Inglés y otras tantas que son íconos y de alto interés patrimonial. Allí y durante muchos años funcionó la Escuela Vocacional de Hombres.
Juan Valdivia Tabilo